A las cuatro de la tarde no violan a nadie. Te lo dijo un guardia civil el otro día, cuando entraste en el cuartelillo con un corte de navaja en una mano y los pantalones empapados porque te lo habías hecho encima. Antes habías intentado poner una denuncia, pero el último de la cola te dijo que llevaba tres horas esperando. No fue buena idea entrar en las oficinas y decir que acababan de robarte, y mucho menos que creías que el tipo había intentado violarte, porque resulta que a las cuatro de la tarde no violan a nadie.

A esa hora, como mucho, sales de la oficina, y vas a buscar tu coche al solar de ses Variades, en la isla de Ibiza, y justo antes de meter la llave en la cerradura un tipo te estampa contra el cristal, te pone una navaja en el costado y pasa de tu bolso porque lo que le interesa es meterte las manos en los bolsillos del pantalón: «Vamos a ver qué llevas».

A las cuatro no violan a nadie, en EL MUNDO