Mi mejor novela la tiene mi padre metida en un cajón, que es dónde dicen que deben estar las primeras novelas, sobre todo las malas. La escribí con seis años y se titula ‘Dos ermanos‘. Como ignoro los motivos que empujan a alguien a escribir, mal voy a poder explicar por qué un niño de seis años rellena un puñado de folios y los envuelve en una cartulina.
También me encantaría explicar por qué me convencí de que si escribía novelas iba a follar como si no hubiera un mañana. Como solo tenía una se la tuve que pedir a mi padre. Un día se la enseñé a una novia y empecé a desnudarme. Ni se me ocurrió que se iba a poner a leerla. Al parecer los dos ‘ermanos’ eran músicos. Una cosa extrañísima ya que treinta y tres años después no sé tocar nada y mi mayor joya discográfica es un CD dedicado por el Padre Jony. Cuando acabó de leer me dijo que teníamos que hablar, que es lo más alejado que puede estar uno del sexo. Al parecer mi yo de seis años, el muy cabrón, había escrito que como los dos ‘ermanos’ no sabían cocinar habían decidido casarse.