ESTABA tan cantado que en cuanto el Parlament balear aprobara la Ley de Símbolos las islas se iban a llenar de senyeras, como de que el macarra de cuarto B se iba a levantar a pintar una polla en la pizarra en el cambio de clase antes de que entrara el profesor.
El otro día PSOE y MÉS pasaron de pintar nada, y el macarreo se quedó en hacer el vacío a un discurso que ya suena a música de urinario, o a conversación de taxista en un atasco. Y todo porque el PP había llegado a la conclusión de que el problema de los barracones en los que estudian nuestros hijos, de los hospitales cerrados y de los palacios de congresos a medio hacer era la senyera. La izquierda también cree que el problema de todo es la senyera, así es que todos contentos de que el papanatismo siga siendo requisito y no mérito para poder ocupar escaño en el Parlament balear.