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AGOTADOS LOS recursos intelectuales, la prospección sísmica del discurso político sigue rebotando su rostro de chapapote, con el que hacer cómplice al censo de sus medidas en Babia. Con la marea azul en las calles, la oratoria parlamentaria sometida a sonometría, devuelve al pueblo otro aullido de foca, salvo que la estrategia sea subyugarnos a todos a los cañones sísmicos de su verborrea miserable, para que lo de los cetáceos no nos parezca tan malo.
El medio ambiente está en manos de un ministro que come las natillas caducadas y posee 326.000 euros en acciones de dos petroleras; de un econacionalismo cuyas soluciones pasan por declarar ‘non grato’ a Soria, y al que amenaza con hacerle unfollow en Twitter, y un PP que ha reaccionado con su discurso de mayor calado político: rebota, rebota, que en tu culo explota, o lo que es lo mismo, elevar el mus a la categoría de Proposición no de Ley, apuntando para los anales de la ingratitud los cromos de Zapatero, Antich y el ex conseller de Medio Ambiente Biel Vicens, que en ese momento pasaba por la rubiedaz de una portavoz.