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EUROPA HA comenzado a plastificarse en cuanto el reactor número 4 de Pripiat se ha reencarnado por la tele en un piso de Alcorcón. El virus, al igual que la radiación, es invisible, por lo que su franja horaria ha tenido que ser cubierta por tertulianos, dispuestos a llegar con su fe en el Apocalipsis, allá donde no alcanza la ciencia.

El proceso parece haber heredado hasta a sus liquidadores, descendientes plastificados de los trajes de plomo de Chernóbil, que de nuevo han sido castigados por la historia, en cuanto un perro llamado Excalibur se hizo un remake de la escena de E.T sacado a escafandras del armario de Eliot.

Donde no alcanza la ciencia, en EL MUNDO