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Una de las peores cosas de pactar con un antisistema es que no hay forma de cerrar la agenda. Una fotografía en prensa dio la oportunidad de comprobar que la hoja de ruta de la soberanía catalana se está llenando de típex. Ir contra el sistema exige esfuerzos tan laboriosos como cambiar de repente una reunión del sábado al domingo, o empatar una votación a 1.515, lo que llevó a muchos catalanes a pensar que estos tíos disponían de la tecnología para sacarlos de la OTAN.
Para demostrar que van en serio en sus intenciones de cargarse el sistema político y económico, la mitad de la CUP no ha visto mejor forma que dando ejemplo cargándose su propio sistema. Lo que significaría darle la presidencia a un Artur Mas al que llevan dos meses acusando de los recortes en Cataluña, y de tener a su partido involucrado en el ‘caso Palau’, por el que tiene embargadas 15 sedes, en el ‘caso ITV’, en el ‘caso Innova’ y en el del 3%, entre otros. «Mas representa cosas que tenemos que superar», dijo el portavoz de la CUP, Antonio Baños, sin saber que dos meses después pondría a la CUP a intentar superar lo de Mas.

«Vas de alternativo», en EL MUNDO