Ser independentista es agotador. Las instituciones del estado opresor no se aclaran, que es una de las peores cosas que le pueden pasar a los estados opresores, y cuando ya teníamos listas las banderas escocesas en las estaciones de servicio, como los casetes de Camela, la justicia ha decidido que nos pongamos a hablar de fútbol.

Es más o menos lo mismo que dijo Soraya Sáenz de Santamaría por la mañana para defender lo contrario. «Fútbol es fútbol», apuntó, en su más claro intento de aspirar a la sucesión de Rajoy. Tratar de aplacar el conflicto independentista prohibiendo las esteladas es como tratar de frenar la corrupción eliminando los billetes de quinientos. Todo recordaba a aquella lapidación de ‘La vida de Brian’ en que recibía una pedrada cualquiera que dijera «Jehová».

Escocia me lo confirmó en EL MUNDO