Al igual que Acuamed pretendía contaminar el Ebro para facturar su limpieza, los partidos vierten sus medidas para protegernos de su corrupción. Es un nuevo malabarismo a la máxima de Groucho Marx, por el que la política se convierte en el arte de vender soluciones a problemas creados por ellos mismos.

Segregar virtud en EL MUNDO