Por segundo año consecutivo el Partido Popular arranca el curso político echándose al monte. En concreto, a la carballeira de San Xurxo, en el ayuntamiento pontevedrés de Cercedo-Cotobade. Una forma de arrancar la temporada que ya popularizó Fraga en el Monte do Gozo, y en la que se ponen de manifiesto las dos Españas. La de Cataluña, en la que Puigdemont hace país anunciando 6.000 urnas, y la de Galicia, donde Fraga te anunciaba 30.000 raciones de empanada.
Una vez en el monte, fue Núñez Feijóo el que se encargó de las bienaventuranzas: «Malditos aquellos políticos que dividen a la gente». Tras lo que recibió la mirada orgullosa de Rajoy, que más que plantearse una sucesión, parecía preguntarse como Sazatornil en Espérame en el cielo, si alguien se daría cuenta de un cambio de gallego.