Tengo un nuevo lugar favorito. Ha aparecido sin darme cuenta porque a veces los lugares favoritos no están a simple vista, sino que necesitas permanecer en ellos cierto tiempo hasta ser conscientes de su existencia. Cuentan mis padres que durante mucho tiempo mi lugar favorito fue la bacinilla. Que permanecía durante horas con el culo enterrado mientras avanzaba por la casa arrastrando los pies. Mucho más cómodo sin embargo que otro lugar favorito que tuve de mayor: el naufragio de un buque griego a tres metros de profundidad al que llegaba nadando desde la playa.
Lo que sería ideal, ya que me da por esto de escribir, es que mi mesa de trabajo fuera mi lugar favorito, pero nunca es así. Los escritores, en realidad, no queremos escribir, sino leer nuestras historias brillantes sin pasar por el engorro de aporrear el teclado durante horas, o contemplar por la ventana el aparcamiento de la comunidad de vecinos, como es mi caso, esperando a que la inspiración se meta en mi plaza.
Los lugares favoritos
30 sábado Sep 2017
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