El miércoles expulsaron a Iago del colegio. Reconozco que al principio me extrañó muchísimo porque todavía le queda año y medio para matricularse. Sin embargo no tuve valor de contradecir a la jefa de estudios. «A la visita al colegio se viene sin niños», me abroncó señalando una puerta que me devolvía a 1983. Puse cara de «claro, a quién se le ocurre venir a un colegio con un niño», y solo se me ocurrió decir, «por favor, no se lo diga a mi madre«.

Me he puesto a visitar colegios como si en realidad pudiera elegir a cuál irá el mío. En Ibiza si tienes dinero puedes enviarlo al colegio inglés o al francés. Si tienes muchísimo dinero puedes enviarlo al colegio español, que en realidad tiene las clases en inglés. Si no tienes dinero tu hijo irá a clase en catalán, cuya principal ventaja es que a los ocho años ya tiene un montón de puntos para opositar para médico.

La expulsión, en EL MUNDO